
Fotografía de Vanderdecken.
El Maestro del Té Sen no Rikyū nos dice:
El té no es más que esto: Primero calientas el agua, luego haces el té. Luego lo bebes correctamente. Eso es todo lo que necesitas saber.
Según lo ve Natalio Cardoso en «IniciaTé», lo difícil es lo que viene después: beberlo correctamente.
El té es un estado mental. Si lo estás disfrutando realmente, si lo estás viviendo, si lo estás haciendo formar parte de tu vida y de tus momentos más mágicos y más mundanos, entonces lo estás bebiendo de la forma correcta. Desde ese punto de vista, prepararlo es muy fácil: calienta agua y haz té.
Dicho esto, para saborear un delicioso té sólo necesitas los siguientes elementos:
Ganas de tomar el té
El disfrute del té comienza con el deseo de tomarlo. No debe tratarse como una obligación o una disciplina estricta, sino como una experiencia placentera.
En momentos difíciles, una taza de té puede ofrecer consuelo, claridad mental y pausa para reflexionar.
No siempre es necesario organizar una ceremonia completa o disponer de mucho tiempo: incluso una infusión rápida de diez o quince minutos puede ser muy gratificante si se realiza con atención y disfrute. Lo importante es disfrutar el momento, ya sea en soledad o acompañado.
Agua
El agua es un componente esencial en la preparación del té. Un proverbio chino lo resume así: el agua es la madre del té.
La calidad del agua puede transformar por completo una infusión. Debe ser limpia, sin sabores ni olores, incolora, ligeramente ácida (pH menor a 7), y no contener exceso de minerales. El agua dura (rica en cal) o con tratamientos químicos, como el cloro, puede estropear el sabor del té. Una prueba sencilla para evaluar la calidad del agua del grifo consiste en hervirla y observar si queda una película o residuos, lo que indicaría dureza.
Si el agua del grifo no es adecuada, puedes filtrarla o recurrir a agua embotellada de calidad. Pero atención: tampoco es recomendable el agua completamente desmineralizada, ya que resulta insípida. Tés delicados, como Darjeeling, oolong o wulong, blancos y verdes japoneses, son especialmente sensibles a las variaciones en la calidad del agua.
La elección del agua puede ser también responsable de por qué un té que te gustó mucho en una tienda no sabe igual cuando lo preparas en casa.
Utensilios para preparar el té
Los utensilios necesarios para preparar té pueden variar según la ocasión y las preferencias personales: tetera, gaiwan, taza, cuenco, infusor, calentador, kettle, microondas o incluso un frasco hermético para preparar té frío. Lo fundamental es evitar plásticos, ya que pueden alterar el sabor o liberar compuestos no deseados.
Más allá de los utensilios, el ritual del té puede adaptarse a cada individuo. Lo esencial es que encuentres tu propia forma personal y placentera de preparar y disfrutar el té.
Dos principios clave deben respetarse siempre: usar el agua a la temperatura adecuada y permitir que las hojas tengan suficiente espacio para expandirse.
Temperatura y espacio
La temperatura del agua y el espacio para las hojas son determinantes en el resultado de una infusión. Existen varios métodos para ajustar la temperatura del agua:
- Calentar hasta casi hervir y dejar reposar o mezclar con agua fría.
- Aprender a controlar tiempos y potencia del calentador según la cantidad de agua y temperatura ambiente.
- Utilizar calentadores eléctricos con control de temperatura o termómetros.
Para estimar la temperatura de forma visual cuando calientas el agua en un cazo puedes utilizar esta pequeña guía:
- Burbujas pequeñas en el fondo: ~80 °C.
- Burbujas más grandes que suben: ~90 °C.
- Ebullición intensa: ~100 °C.
En China se suele usar una jarra intermedia para enfriar ligeramente el agua antes de verterla sobre las hojas. Además, hervir el agua demasiado tiempo elimina oxígeno, lo cual afecta negativamente el sabor del té. Por eso, no es recomendable llevar el agua a una ebullición excesiva.
El espacio para que las hojas se expandan es igualmente importante. Lo ideal es colocarlas sueltas en la tetera, pero si usas infusores o cestillos, es fundamental no llenarlos demasiado y asegurarse de que queden bien sumergidos.
Las teteras de émbolo también son prácticas, ya que permiten una buena expansión y son fáciles de limpiar.
Y recuerda: los tés de hojas grandes requieren más espacio.
El té
Finalmente, el protagonista: el té. La elección del tipo de té influye directamente en la temperatura del agua, el tiempo de infusión y el método de preparación.
En «IniciaTé» se describen los distintos tipos de té, la cantidad que hay que usar de cada uno, temperatura del agua, tiempo de infusión, etc.; en este artículo daremos solo algunas pautas generales.
Para una taza de té estándar de 150 ml (tamaño pequeño ideal para degustación o infusión oriental), la cantidad de té puede medirse en gramos. Esta medida es preferible frente a cucharaditas o cucharadas, ya que el volumen de las hojas varía mucho según el tipo de té y su forma. En el libro de todas maneras se indican las dos formas de medirlo, para tu comodidad.
Es importante considerar que los valores de tiempo y cantidad de té que te va a dar tu vendedor o productor son orientativos. Cada persona puede y debe ajustar estos factores a su gusto. Si se quiere un sabor más intenso, es mejor aumentar la cantidad de hojas en lugar del tiempo de infusión, ya que este último puede provocar amargor o astringencia si se excede. En ningún caso debe aumentarse la temperatura del agua por encima de la recomendada.
Muchos tés permiten varias infusiones, especialmente si se utiliza el método oriental (gongfu cha), que consiste en preparar múltiples infusiones breves con una cantidad generosa de hojas en recipientes pequeños. Por el contrario, el método occidental suele permitir una sola infusión larga.
Ahora, ¡a disfrutar del té!
Para que el agua no pierda temperatura al entrar en contacto con los utensilios, es recomendable precalentar tanto la tetera como la taza o cuenco, especialmente en invierno. Esto se puede hacer vertiendo un poco de agua caliente y desechándola después. También puedes aprovechar el agua usada para templar un recipiente y reutilizarla para templar otro.
Nunca se debe usar directamente el agua caliente del grifo para infusionar el té, ya que puede contener sabores no deseados procedentes del calentador o termo. Sin embargo, sí puedes usarla para templar recipientes.
Preparar una buena taza de té no requiere muchos recursos, pero sí atención a los detalles que verdaderamente importan: la calidad del agua, la temperatura adecuada, el espacio para que las hojas se desplieguen y, por supuesto, la elección del té en función del momento y el gusto personal. No hay una única forma correcta de tomar el té, sino que se trata de construir una experiencia personal que puede ir desde lo cotidiano hasta lo ceremonial.
¡Feliz taza de té!
Encuentra mucha más información sobre este tema y otros en «IniciaTé: Todo lo que necesitas saber para iniciarte en el fascinante mundo del té», de Natalio Cardoso.
