
Fotografía de Lateasquirrel.
De entre las distintas variedades de té, quizás la más delicada sea el té blanco. Éste se produce a escala muy limitada en China (originalmente en la provincia de Fujian) y en Sri Lanka (Ceilán).
Sólo se recolectan hojas muy jóvenes todavía con vello en forma de yema, sin que se hayan llegado casi a abrir; es la forma de lograr un té blanco de buena calidad. De hecho, el estándar de cosecha para elaborar tés blancos es el brote y dos hojas, recogidas en primavera.
La cosecha ha de hacerse a mano y cuidadosamente: las hojas están cubiertas de un suave vello blanco que se ha de conservar durante todo el proceso. Además, ha de cosecharse en pequeños lotes para que no comience la oxidación durante la recogida, y para que no se dañen las hojas y quede el interior expuesto al aire.
Luego viene el mustiado, que se hace en unas condiciones de temperatura y humedad férreamente controladas. Es fundamental que el té no se apile con demasiada altura para que se pueda eliminar prontamente la humedad que exhuda de las hojas. En caso contrario, el té se pudriría y… bueno, el Maestro de Té no estaría nada contento. Durante este tiempo de mustiado es cuando el té blanco puede sufrir alguna oxidación, lo que supone otro motivo para controlarlo a la perfección.
La manipulación del té ha de ser en todo momento extremadamente delicada, porque si se rompiera la fibra exterior de las hojas, se oxidaría el tejido interior. El mustiado dura de dos a 72 horas (dependiendo del criterio del Maestro), y luego el té se seca.
Esta fase de secado tradicionalmente se hace exponiendo el té al sol, pero hoy día se suelen utilizar placas de calor seco u hornos, en los que se controla la temperatura a unos 110° C hasta que el té contiene aproximadamente un 1 % de humedad.
Después las hojas se clasifican y empaquetan, llegando al mercado pocos días después de su cosecha.
Las yemas rizadas presentan un aspecto plateado y de ellas se obtiene una infusión de color pajizo muy pálido.
Encuentra la ficha técnica sobre este té, que incluye cantidades, tiempos y temperaturas de infusión según los métodos occidental y oriental, cualidades visuales y organolépticas, y posibilidades de combinación con otros ingredientes, en «IniciaTé: Todo lo que necesitas saber para iniciarte en el fascinante mundo del té», de Natalio Cardoso.
